¿Qué es la liquidez de tu empresa?
La liquidez tiene varias definiciones, cada una depende del contexto en el que se aplique el término. Una de las definiciones es: la facilidad con la que puedes convertir un activo en efectivo.
Bajo esta definición se puede decir que una acción de una compañía en bolsa es más líquida que un bien inmueble. ¿Por qué? Porque al existir un mercado centralizado como es la bolsa hay muchas personas que constantemente están comprando y vendiendo acciones, por lo que se puede esperar que venderás esa acción rápidamente.
Sin embargo, es mucho más difícil conseguir efectivo a través de la venta de un inmueble. Pues se debe conseguir un comprador interesado que oferte un precio ‘justo’ y el proceso es más demorado.
Por esta razón, la acción es mucho más líquida que el inmueble.
¿Por qué las pymes tienen que prestar especial atención a su liquidez?
Enrique Díaz, fundador de MC&F Consultores, consultado por destinonegocio.com, da dos razones por las que los empresarios de pequeñas y medianas empresas deben prestar especial atención a su liquidez:
- “La liquidez permite mantener el proceso productivo, o comercial, activo. Esto es más álgido aún en las pymes porque en ellas el ciclo de reinversiones es usualmente más rápido. La falta de liquidez limita las posibilidades de generar ahorros o excedentes de dinero”.
- “Contar con liquidez suficiente en la empresa posibilita cumplir con las obligaciones, permite costear el proceso productivo y mantener en marcha la operación. Por ello, si la liquidez falla en las Pymes lo más probable es que termine cerrando por insolvencia”.
¿Por qué es importante la liquidez de tu empresa?
Para este contexto en particular, se puede ajustar la definición de liquidez a: la capacidad que tiene una empresa para poder cumplir con sus obligaciones a corto plazo. Esto es: poder responder sus cuentas por pagar, las cuotas de sus deudas, su renta, nómina.
La administración de una empresa tiene que tener una idea de cuál es la capacidad que tiene para responder con sus obligaciones. Esta capacidad, se puede medir utilizando varios indicadores, en esta entrada de blog explicaremos uno que te puede ayudar a conocer dicha capacidad: la razón corriente.
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¿Cómo calcular la razón corriente?
La forma más sencilla de calcular la razón corriente de tu empresa es dividir el activo corriente entre el pasivo corriente. Usualmente estos valores los puedes encontrar en el balance financiero de tu empresa.
Pero por si no tienes el valor a la mano, puedes calcular el activo corriente sumando los activos que usa tu empresa para pagar las obligaciones de un año o ciclo de operación. Y el pasivo corriente son las obligaciones comerciales que debe pagar tu empresa dentro de un año o ciclo de operación.
Miremos un ejemplo:
Si el resultado de esta división (activo corriente/pasivo corriente) es mayor a 1: tu empresa puede hacer frente a sus obligaciones con el dinero que tiene en este momento. Por otro lado, si el resultado es menor a uno: tu empresa no tiene la liquidez suficiente para hacer frente a sus obligaciones a corto plazo. Esto indicaría que probablemente en poco tiempo tu empresa se puede enfrentar a graves problemas financieros.
¿Cómo lograr que la razón corriente sea mayor a 1?
Además de los activos corrientes y los pasivos corrientes, existen los activos no corrientes y los pasivos no corrientes. También podemos llamarlos activos a largo plazo y pasivos a largo plazo.
La manera en la que puedes lograr que la razón corriente sea mayor a uno es convirtiendo activos a largo plazo a activos corrientes o pasar los pasivos corrientes a pasivos a largo plazo. ¿Cómo hacerlo?
Por ejemplo, si tienes un televisor que no usas en tu empresa, puedes venderlo para que se convierta en efectivo. Es decir, en un activo corriente. No puedes vender elementos que sean esenciales para el funcionamiento de tu empresa.
Por la parte de los pasivos, puedes convertir una deuda que tienes que pagar en 1 año a un mayor plazo, como de 5 años. Esto te ayudará a cumplir con tus obligaciones a corto plazo y te da tiempo para conseguir recursos y no declararte insolvente en un corto plazo.
Recuerda tener en cuenta que debes tener una planeación financiera adecuada para que tus facturas por cobrar estén a menor plazo que tus facturas por pagar. De no ser así, te toca buscar una opción de financiación en la que puedas vender tus facturas por cobrar para responder con tus obligaciones a corto plazo.